“A su amor, ámelo, y déjelo libre para amar. A su amor, déjelo ir a donde quiera ir. A su amor déjelo saltar, correr, cansarse, dormir en paz. A su amor, déjelo ser lo que él es”.
(Gilberto Gil, Gal Costa, Caetano Veloso, Maria Bethania)
una revista de cultura, ecología, relaciones afectuosas entre los seres humanos, música de todas partes del mundo, escritores, pensadores, espiritualidad, filósofos, sociólogos de ayer y hoy. De India a la música electrónica, pasando por Grecia, Shakespeare y los Beatles.
“A su amor, ámelo, y déjelo libre para amar. A su amor, déjelo ir a donde quiera ir. A su amor déjelo saltar, correr, cansarse, dormir en paz. A su amor, déjelo ser lo que él es”.
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de novios a esposos
Romeo:
“Con las ligeras alas de Cupido he franqueado todos los muros; pues las barreras de piedra no son capaces de detener el amor: todo lo que éste puede hacer lo osa”.Julieta: Mi liberalidad es tan ilimitada como el mar; mi amor, inagotable como él; mientras más te doy, más me queda; la una y el otro son infinitos.
¿Hasta dónde llega nuestro soñado amor?, ¿será profundo como un mar en el que sirenas entonan melodías que parten los corazones?, ¿un lago calmo siempre temiendo a que cualquier piedra perturbe la paz?, ¿o un pozo en el que dos ranas gustan de croar?trepa todas las montañas
¿Cómo se soluciona el problema de esa chica que se muestra alegre por fuera pero que sugre angustia en un rincón del corazón?, ¿cómo se soluciona el problema de ese hombre cuyo semblante se vuelve cada día más duro?, ¿cómo se soluciona el problema de esa monja que no cuadra en el convento?, ¿cómo se soluciona la risa de ese cantante que ya no quiere cantar?, ¿cómo se soluciona el problema de esa madre que no se anima a ser mamá?, ¿cómo se soluciona el problema de ese hombre que corre tras las chicas que seducen?
“Trepa todas las montañas,
busca arriba y abajo,
sigue todos los caminos,
todos los senderos que conozcas”
Esta es la historia de La Novicia Rebelde, el sumamente poético film de los años sesenta que se ransformó en un clásico del cine de todos los tiempos. Cuando María descubre que se está enamorando de un hombre bastante mayor que ella, se llena de miedo y vuelve al convento. Entonces la Madre Superiora le explica: “no te escondas, salí a encontrarte con tu destino. El amor de pareja también puede ser divino. Tenés que descubrir qué tenés realmente en tu corazón”, y le muestra cómo un amor de pareja puede ayudarla a construirse espiritualmente:
“Tu sueño romántico necesitará
todo el amor que puedas dar,
cada día de tu vida,
mientras vivas”.
Para que ese amor de pareja funcione debe haber compatibilidad física, de gustos, intelectuales, y ganas de los dos de ayudarnos mutuamente a pulir nuestras facetas más externas y oscuras para dar luz a nuestros lados luminosos, soñados… esos que intentamos ser. Y compartirnos... cómo cultivarnos como hombres y mujeres plenos... a partir de la tolerancia y la comprensión… El amor, la ayuda, la fe, la paciencia… a que cada uno se vaya volviendo cada vez más luminoso.
El deseo de dar al ser amado todo el amor que uno pueda dar -cada día de nuestras vidas mientras vivamos- es el incentivo para que el héroe que llevamos dentro venza al dragón que también tenemos; para alumbrar los soles que tenemos en nuestros ojos, para dar brillo a las lunas que están en nuestro pecho, para arraigar los pies en la tierra y dejar que crezcan los árboles de manzanos y mangos… el incentivo para aprender a reconocer nuestros reales sentimientos y aprender a expresarlos de un modo amable, para tener la fuerza para sanar las heridas del pasado y mirar al futuro sin mochilas -libres-, para aprender a ver con los ojos del alma al de la vereda de enfrente, para mirar los vientres y los sexos como fuentes de nueva vida que haga crecer nuestros sueños hacia hijitos e hijitas que a su vez serán plenos papis y mamis…
… y así, con el tiempo, ya crecidos, pulidos, cultivados, cosechados… ese mismo amor, compartirlo con todos los que nos rodean: ¿por qué sólo entregar amor a mi familia?, ¿por qué no a toda la familia humana?, ¿por qué no a toda la creación?, ¿por qué no a Dios, también, si es que existe? Su existencia puede intuirse en el amor de pareja: pasamos de admirar y amar a esa creación -esa mujer hermosa, ese valiente galán- a admirar y amar al creador. ¿De dónde vienen estas bellezas y fuerzas, esa templanza y ese amor que me conmueven? Sería algo así como leer Romeo y Julieta y encariñarse con Shakespeare, o escuchar “Let it Be” y atraerse por Lennon- Mc Cartney.romance perfecto
El adorable Kardama Muni practicó penitencias a orillas del río Sarasvati durante diez mil años. Adorando en trance yóguico a Sri Vishnu, la Personalidad de Dios, quien otorga rápidamente toda bendición a aquellos que
recurren a Él en busca de protección, el sabio Kardama logró Su favor.
La Suprema Personalidad de Dios de ojos de loto, complacido, Se manifestó ante Kardama Muni y le reveló Su forma trascendental, eterna, refulgente como el sol. Llevaba un collar de lotos blancos y de nenúfares. El señor iba vestido de inmaculadas sedas amarillas, y las oscuras ondas de Su sedoso cabello embellecían Su rostro de loto. Iba adornado con una corona y pendientes. Con tres de Sus manos sostenía la caracola, el disco y la maza que le caracterizan, y en la cuarta tenía un nenúfar blanco. Miró a Su alrededor con la actitud feliz y sonriente que cautiva el corazón de todos los devotos. En su pecho había una marca dorada, y la famosa gema
Kaustubha pendía de Su cuello.
Muy satisfecho, Kardama Muni cayó al suelo postrándose al los pies de loto del Señor. Su corazón, por naturaleza, estaba lleno de amor por Dios; juntando sus manos satisfizo al Señor con oraciones
”Tus pies de loto son la segura nave que nos permite atravesar el océano de la vida material. Sólo aquellos a quienes el hechizo de la energía ilusoria les ha arrebatado la inteligencia adorarán esos pies con vistas a obtener los placeres de los sentidos, que son triviales y momentáneos, y que están al alcance incluso de las personas que se están pudriendo en el infierno. Sin embargo, ¡oh, mi Señor!, Tú eres tan misericordioso que incluso a ellos les otorgas Tu misericordia. Por esa razón, deseando casarme con una muchacha de carácter parecido al mío que pueda ser una verdadera vaca de la abundancia en mi vida matrimonial, también yo, para satisfacer mis deseos de disfrute, he buscado el refugio de Tus pies de loto, que son la fuente de todo, pues Tú eres como un árbol de deseos”.
El Señor Vishnu, quien irradiaba un hermoso resplandor, contestó con palabras tan dulces como el néctar. Sus cejas se movieron muy graciosamente cuando miró al sabio son una sonrisa llena de afecto. El Señor Supremo dijo: ”Habiendo conocido de antemano lo que estaba en tu mente, te he preparado ya aquello por lo que Me has adorado tan bien con la disciplina de tu mente y tus sentidos: pasado mañana, el famoso emperador Manu, que es experto en actividades religiosas, vendrá aquí con la reina Satarupa. Ellos tienen una hija ya adulta de ojos negros. Está en edad de casarse, y tiene buen carácter y todas las buenas cualidades. Ella también está buscando un buen esposo. Mi querido señor, sus padres vendrán a verte solamente para entregártela por esposa pues eres exactamente el adecuado para ella. Esa princesa, ¡oh santo sabio!, será exactamente el ideal que tuviste en tu corazón durante todos estos largos años. Pronto será tuya, y te servirá a tu entera satisfacción. Tú sembrarás en ella tu semilla, y ella traerá al mundo nueve hijas. Con el corazón limpio por haber cumplido Mi orden correctamente, cediéndome los frutos de todos tus actos, finalmente me alcanzarás. Mostrándote compasivo con todos los seres vivos, alcanzarás la autorrealización. Garantizando a todos su seguridad, percibirás en Mí todos los universos y tu propio ser, y a Mi mismo en Ti. ¡Oh, gran sabio!, además de tus nueve hijas, Yo también me manifestaré desde el vientre de tu esposa, Devahuti, en la forma de una encarnación. Instruiré a Devahuti en el sistema de filosofía espiritual”.
Después de hablar así a Kardama Muni, el Señor, que solamente Se revela cuando los sentidos son conscientes de Krishna, Se marchó de aquel lago, el Bindu-sarovara, en torno al cual fluía el río Sarasvati. El santo lago era un lugar frecuentado por multitudes de sabios eminentes. Sus santas aguas no solamente eran auspiciosas, sino tan dulces como el néctar. Se le dio el nombre de Bindusarovara porque allí habían caído lágrimas de los ojos del Señor, debido a los intensos sentimientos de compasión hacia el sabio que había buscado Su protección. Las riberas del lago eran un vergel de plantas trepadoras y árboles piadosos, ricos en frutas y flores de todas las estaciones, que brindaban refugio a las aves y animales piadosos, que emitían diversos chillidos. La belleza de los bosquecillos de árboles silvestres adornaba el lago. En el paraje resonaban las notas de pájaros rebosantes de júbilo. Las abejas vagaban embriagadas, y los pavos reales, ebrios, danzaban llenos de orgullo. Cucos alborozados se llamaban unos a otros.Entonces entró con su hija en aquel lugar tan sagrado, y acercándose al sabio, el emperador Manu. Lo vio al sabio sentado en su ermita: su cuerpo era muy brillante; aunque estaba ocupado desde hacía mucho tiempo en austeras penitencias, no estaba demacrado, pues el Señor había vuelto hacia Él Su afectuosa mirada, y además había escuchado el néctar que fluye de las palabras del Señor, semejantes a la Luna. El sabio era alto, de ojos grandes como los pétalos del loto, y tenía los cabellos enredados sobre la cabeza. Se vestía con harapos. Manu se acercó y vio que estaba un tanto sucio, como una gema sin pulir. Entonces dijo:
“Oh, gran sabio, el afecto que siento por mi hija perturba mi mente. Ella está buscando un esposo adecuado para ella en cuanto a edad, carácter y buenas cualidades. Desde que escuchó al sabio Narada hablar de tu noble carácter, tu erudición, tu hermoso aspecto, tu juventud y tus otras virtudes, ella fijó la mente en ti. ¡Oh, sabio! He escuchado que tienes intenciones de casarte. Yo te ofrezco su mano; acéptala, por favor, ya que no has hecho voto de celibato perpetuo”.
El gran sabio respondió: “ciertamente, tengo el deseo de casarme, y tu hija no se ha casado todavía, ni ha dado a nadie su palabra. Por lo tanto, podemos celebrar nuestro matrimonio. ¿Quién no aceptaría la mano de tu hija? Ella es tan hermosa que tan solo con el brillo de su cuerpo supera la belleza de sus adornos. Aceptaré como esposa a esta casta joven, con una condición: luego de darle un hijo que sea tal como un rayo de la Suprema Personalidad de Dios, yo emprenderé la vida de renuncia al hogar, y volveré al bosque, libre de todo tipo de competencia y envidia, para consagrarme por completo al servicio del Señor y así esperar a mi muerte.”
El sabio Kardama dijo solamente esto, y luego guardó silencio, pensando en su adorable Señor Vishnu, en cuyo ombligo hay un loto. Su rostro, que sonreía en silencio, cautivó la mente de Devahuti, que comenzó a meditar en el gran sabio. Ni la decisión de la reina ni la de Devahuti dejaban lugar a dudas. Después de preguntarle a ellas, el emperador, lleno de alegría, entregó su hija al sabio, cuyas innumerables virtudes eran iguales a las de ella.
Tras la partida de sus padres, la casta Devahuti, que podía entender los deseos de su esposo, le sirvió constantemente con gran amor, con intimidad y gran respeto, con control de los sentidos, con amor y con palabras dulces. Trabajando con sensatez y esmero, complació a su muy poderoso esposo, abandonando todo rastro de lujuria, envidia, codicia, actividades pecaminosas y vanidad.
La hija de Manu, que estaba completamente consagrada a su esposo, consideraba que él era incluso más que la providencia, y esperaba de él grandes bendiciones. Tras mucho tiempo de estar sirviéndole, estaba débil y muy desmejorada, a causa de sus disciplinas religiosas. Viendo su estado, Kardama, el principal de los sabios celestiales, le habló, abrumado por la compasión, con una voz entrecortada por el gran amor que sentía:“Oh, Devahuti, estoy muy complacido contigo por tu gran devoción y por tu muy excelente servicio amoroso. A las entidades vivientes que habitan en un cuerpo, éste les es muy querido, y por ello estoy atónito de que tú hayas descuidado tu propio cuerpo para usarlo en beneficio mío. He obtenido las bendiciones del Señor en el desempeño de mi vida religiosa de austeridad, meditación y conciencia de Krishna. Aunque tú todavía no has experimentado esos logros, que están libres de temor y de lamentación, te los ofreceré todos, pues estás ocupada en mi servicio con amor. Ahora, sin más, contémplalos. Te estoy dando la visión trascendental para que veas qué maravillosos son. Aparte de la gracia del Señor, ¿de qué sirven otros disfrutes? Un simple movimiento de las cejas del Señor Vishnu, la Suprema Personalidad de Dios, puede reducir a la nada todos los logros materiales. Puedes disfrutar de estos dones trascendentales, que rara vez obtienen las personas orgullosas de su aristocracia y de sus posesiones materiales”.
Después de oír las palabras de su esposo, la inocente Devahuti estaba muy satisfecha. Con su sonriente rostro iluminado por una mirada levemente tímida, habló con la voz ahogada por su gran humildad y amor:Buscando complacer a su querida esposa, el sabio Kardama hizo uso de su poder yóguico y produjo inmediatamente un palacio aéreo que podía viajar obedeciendo su voluntad.
Era una estructura maravillosa, decorada con toda clase de joyas, adornada con pilares de piedras preciosas, y que podía proporcionar cualquier cosa que se deseara. Estaba equipada con muebles y riquezas de toda
índole. El castillo estaba completamente equipado y era agradable en todas las estaciones. A todo su alrededor estaba decorado con banderas y festones y obras de arte de variado color. Estaba embellecido además con guirnaldas de encantadoras flores que atraían a las abejas de dulce zumbido y con tapices de lino, seda y otros diversos tejidos. El palacio tenía un aspecto encantador, con camas, sofás, abanicos y asientos,
todo ello dispuesto por separado en siete pisos. Su hermosura la realzaban los artísticos grabados que adornaban las paredes en algunos lugares.
El piso era de esmeralda, con estrados de coral. El palacio era muy hermoso, con sus umbrales de coral en las entradas y sus puertas adornadas con diamantes. Pináculos de oro coronaban sus cúpulas de zafiro. Con los rubíes más selectos engastados en sus muros de diamante, parecía como si tuviese ojos.
Al verla, las doncellas se levantaron inmediatamente y le dijeron con las manos juntas: “somos tus sirvientas. Dinos qué podemos hacer por ti”. Las muchachas, tratando a Devahuti con gran respeto, la llevaron con ellas, y después de bañarla con aceites y bálsamos preciosos, le dieron un nuevo vestido, fino e inmaculado, para que cubriese su cuerpo. Después la adornaron con joyas muy excelentes y valiosas, de brillo resplandeciente. A continuación le ofrecieron alimentos, que contenían todas las buenas cualidades, y una bebida dulce y
medicinalmente embriagadora. Luego contempló su propia imagen en un espejo: en su cuerpo no había el menor rastro de suciedad, y estaba adornada con un collar de flores. Vestida con ropas completamente limpias y adornada con auspiciosas marcas de arcilla tilaka, las doncellas le servían con gran respeto. La bañaron completamente de cuerpo entero, incluyendo la cabeza, y le pusieron adornos por todas partes. Llevaba un collar especial con un medallón. Tenía pulseras en las manos y ajorcas de oro que tintineaban en sus tobillos. En las caderas llevaba un cinturón de oro, engarzado con numerosas joyas; iba adornada, además, con un precioso collar de perlas y con sustancias auspiciosas. Su cara brillaba: los dientes eran hermosos, y las cejas, fascinantes. Los ojos, realzados por la delicadeza con que estaban humedecidos sus ángulos, vencían en belleza a los capullos de la flor de loto. Su rostro estaba rodeado de bucles oscuros de cabello.
Cuando pensó en su gran esposo, en su muy querido Kardama Muni, el mejor de los sabios, apareció instantáneamente donde él estaba, acompañada de todas las doncellas. Estaba asombrada, al encontrarse rodeada de mil sirvientes en presencia de su esposo y ser testigo de su poder yóguico.
El sabio pudo ver que Devahuti estaba muy limpia después de haberse bañado, y que brillaba, como si ya no fuese su antigua esposa. Había recuperado su propia belleza original de hija de un príncipe. Estaba vestida con
ropas excelentes, con sus atractivos senos debidamente ceñidos, y servida mil muchachas angelicales. Su cariño por ella creció, y la subió al palacio aéreo. Aunque aparentemente apegado a su querida consorte, a la cual servían las muchachas angelicales, el sabio no perdió su gloria, que consistía en el dominio del ser. En el
palacio aéreo, Kardama Muni brillaba con su consorte de un modo tan encantador como la Luna en medio de las estrellas del cielo, que por la noche hace que se vayan abriendo sucesivamente grupos de nenúfares en los estanques. En aquel palacio aéreo viajó a los valles de placer del monte Meru, cuya hermosura la realzaban la fragancia y el frescor de las apacibles brisas que estimulaban la pasión. Generalmente, en esos valles goza de los placeres Kuvera, el tesorero de los semidioses, rodeado de hermosas mujeres y alabado por seres perfectos.
También Kardama Muni, rodeado por su esposa y las hermosas doncellas, fue allí y disfrutó durante muchísimos años. Satisfecho por su esposa, disfrutó en aquel palacio aéreo no solamente en el monte Meru, sino también en los jardines Vaishrambhaka, Surasana, Nandana, Pushpabhadraka y Caitrarathya, en el lago Manasa-sarovara. Tal como el aire que pasa sin control en todas las direcciones, él viajó de esa manera por los diversos planetas.
Corriendo por el aire en aquel espléndido y enorme palacio aéreo, que podía volar según sus deseos, sobrepasó incluso a los semidioses. ¿Hay algo que les sea difícil de conseguir a los hombres resueltos que seTras mostrar a su esposa el globo del universo y su estructura, con todas sus maravillas, el gran yogui Kardama Muni regresó a su propia ermita y, sólo para dar placer a Devahuti, la hija de Manu, que
estaba deseosa de vida sexual, se dividió en nueve personalidades. De este modo disfrutó con ella durante muchísimos años, que pasaron como si fuesen un momento.
En aquel palacio aéreo, en compañía de su hermoso esposo, Devahuti, en una cama excelente que aumentaba los deseos sexuales, no pudo comprender cuánto tiempo estaba pasando. Mientras la pareja, anhelando ansiosamente el placer sexual, disfrutaban de este modo en virtud de los poderes místicos, pasaron cien otoños como si fuesen un breve período de tiempo. El poderoso Kardama Muni conocía el corazón de todos, y podía conceder todo aquello que se deseara. Conocedor del alma espiritual, consideró que su esposa era la mitad de su cuerpo. Dividiéndose en nueve formas, impregnó a Devahuti con nueve descargas de
semen. Inmediatamente después, Devahuti dio a luz nueve hijas, de cuerpos
encantadores, y que tenían la fragancia de la flor de loto roja.
Hasta ahora tenemos estas hijas y hemos disfrutado de la vida material en un palacio aéreo, viajando por todo el universo. Esos bienes han venido por tu gracia, pero todos han sido para la complacencia de los sentidos. Ahora debe haber algo para mi avance espiritual. Sin apreciar tu avance espiritual, te he amado y tu me has dado el mejor disfrute material. A pesar de esto, que la afinidad que ahora siento hacia ti me libere de todo temor.
Yo me he unido a ti buscando solamente el placer material, pero como tú eres tan avanzado en elevación espiritual, estoy segura de que si me das tu bendición espiritual, me liberaré. Mi señor, sin duda la insuperable energía material de la Suprema Personalidad de Dios me ha engañado por completo, pues a pesar de haber obtenido tu compañía, que libera del cautiverio material, no he buscado esa liberación”.Recordando las palabras del Señor Vishnu, el misericordioso sabio Kardama respondió de la siguiente manera a la encomiable hija del Manu, Devahuti, cuyas palabras estaban llenas de renunciación. El sabio dijo: “No
te sientas triste ni decepcionada de ti mismo, ¡oh, princesa! En verdad, eres digna de elogio. En breve, la infalible Suprema Personalidad de Dios entrará en tu seno como hijo tuyo. Tú has tomado votos sagrados. Dios te bendecirá. A partir de ahora debes adorar al Señor con gran fe, mediante el control de los sentidos, prácticas religiosas, austeridades y donaciones caritativas de tu dinero. La Personalidad de Dios, a quien tú adorarás, difundirá mi nombre y mi fama. Como hijo tuyo y enseñando conocimiento espiritual, Él romperá el nudo de tu corazón”.
Kardama Muni dijo: “Mi querido Señor Vishnu, sin tener en cuenta las negligencias que cometemos en nuestras vidas familiares, advienes en nuestros hogares sólo para apoyarnos pues somos Tus devotos. Ahora
has descendido a mi hogar solamente para cumplir Tu palabra. Me entrego a Tus pies de loto. Tengo algo que pedirte: ya me has liberado de los deberes para con mi padre y todos mis deseos materiales están satisfecho. Por eso, deseo adoptar la orden de vida de mendigo itinerante. Renunciando a esta vida familiar, deseo vagar por el mundo, libre de lamentación, pensando siempre en Tí dentro de mi corazón”.
Cuando Kardama partió hacia el bosque, el Señor Kapila Se quedó en la ribera del Bindu Sarovara para complacer a Su madre, Devahuti. Una vez, Kapila, que podía mostrar a Su madre la meta final de la Verdad
Absoluta, estaba plácidamente sentado ante ella, y Devahuti, recordando su vida, empezó a hacele preguntas:
“El sistema más elevado de yoga es aquel que se refiere al Señor y al alma individual, que tiene como objetivo el beneficio supremo de la entidad viviente, y que produce desapego de toda felicidad y aflicción del mundo
material. Se llama vida condicionada al estado en que la conciencia de la entidad viviente se siente atraída por las tresmodalidades de la naturaleza material. Pero cuando esa misma conciencia está apegada a la Suprema Personalidad de Dios, nos encontramos en un estado de conciencia liberada. La mente se purifica cuando uno
se limpia por completo de las impurezas del deseo de disfrute y la codicia, que surgen de la identificación falsa del cuerpo con el “yo” y de las posesiones del cuerpo con “lo mío”. En ese estado puro, se trasciende el plano de las supuestas felicidad y aflicción materiales. En ese momento el alma puede ver que es trascendental a la existencia material y siempre refulgente, nunca fragmentada, aunque de tamaño muy diminuto. Desde esa
posición de autorrealización, la práctica del conocimiento y de la renunciación en el servicio devocional permite verlo todo en la perspectiva correcta; aquel que alcanza esa posición se vuelve indiferente a la existencia material, y la influencia de la materia actúa en él con menos fuerza. Ningún yogi puede obtener la perfección en la autorrealización a menos que se ocupe en el servicio devocional a la Suprema Personalidad de Dios, pues ése es el único sendero auspicioso”.
“Debes procurar apegarte a esos santos, pues con ello contarrestarás los efectos perniciosos del apego material. Las conversaciones acerca de los pasatiempos y actividades de la Suprema Personalidad de Dios en compañía de devotos puros son muy placenteras y satisfactorias para el oído y el corazón. Aquel que cultiva este conocimiento avanza gradualmente en el sendero de la liberación hasta que se libera y su atracción queda fija. Comienzan entonces la verdadera devoción y el verdadero servicio devocional”.
“Estando constantemente ocupado en el servicio devocional en compañía de devotos y pensando constantemente en las actividades del Señor, llega a sentir aversión por la complacencia de los sentidos, tanto en este mundo como en el siguiente. Este proceso de conciencia de Krishna es el proceso de poder místico más fácil; aquel que realmente se establece en el sendero del servicio devocional puede controlar la mente. Aquellos que no se ponen al servicio de las modalidades de la naturaleza material, sino que cultivan su conciencia de Krishna, es decir, conocimiento con renunciación, y que practican un tipo de yoga en el la cual la mente siempre está fija en el servicio devocional a la Suprema Personalidad de Dios, obtienen mi compañía en esta misma vida, pues Yo soy la Suprema Personalidad de Dios, la Verdad Absoluta”.De esta manera Devahuti, la madre del Señor Kapila y esposa de Kardama Muni, se liberó por completo de la ignorancia con respecto al servicio devocional y al conocimiento trascendental. Ofreció sus reverencias y
oraciones al Señor, quien entonces le pidió permiso y abandonó Su hogar, pues había cumplido ya su misión. Siguiendo las enseñanzas de su hijo, Devahuti comenzó también a practicar servicio devocional, bhakti-yoga, en esa misma ermita, su ashram.
Practicó trance en la casa de Kardama Muni, que debido a los adornos de flores, aparecía tan hermosa que era considerada la corona de flores del río Sarasvati. Empezó a bañarse tres veces al día, y de este modo, su ondulado cabello negro se fue volviendo gris. Poco a poco, debido a la austeridad, su cuerpo adelgazó; se vestía con ropa vieja. El hogar y ajuar doméstico de Kardama mostraban tanto bienestar, gracias a sus poderes místicos, que a veces su opulencia era objeto de la envidia de los que viajan con aviones por el espacio exterior.
A continuación se describe la opulencia de la casa de Kardama Muni: los colchones y la ropa de cama eran tan blancos como la espuma de la leche, las sillas y los asientos eran de marfil y estaban cubiertos por telas con encajes y filigranas de oro, y los sofás eran de oro y tenían almohadones muy suaves. Las paredesAunque ella conocía todas las verdades de la vida y la muerte, y aunque su corazón estaba limpio de toda suciedad, al perder a su hijo se sintió muy apenada, como una vaca que sufre con la muerte de su ternero. Meditando siempre en su hijo, la Suprema Personalidad de Dios, Kapila, muy pronto se desapegó de su hermoso hogar. A continuación, habiendo escuchado con un deseo intenso y con todo detalle la explicación de su hijo, Kapiladeva, la Personalidad de Dios de eterna sonrisa, Devahuti comenzó a meditar constantemente en la forma Vishnu del Señor Supremo. Así situada, ella olvidó su cuerpo material, tal como se olvidan los cuerpos que se tienen en sueños. Las doncellasspirituales creadas por su esposo, Kardama Muni, cuidaban de su cuerpo y como entonces ella no sufría de ansiedad, su cuerpo no adelgazó. Tenía el aspecto del fuego rodeado por el humo. Así alcanzó a la Suprema Personalidad de Dios.
El palacio en el que Devahuti logró la perfección se considera un lugar sumamente sagrado. Los elementos de su cuerpo se hicieron agua y ahora forman la corriente de un río, el más sagrado de todos los ríos. Cualquiera que se baña en él, obtiene también la perfección, y por esa causa, todas las personas que desean la perfección van allí a bañarse. Cualquiera que lea o escuche esta narración se vuelve devoto de la Suprema Personalidad de Dios y, a continuación, entra en la morada del Señor Supremo para ocuparse en el amoroso servicio
trascendental.
la creación, el creador y su
mujer
¿En qué estaría pensando el bueno de Dios cuando inventó la papa, esa divertida papa que si se la frita en bastoncitos se convierte en un domador de niños? ¿Qué día habrá tenido, cuando se le ocurrió inventar el caballito de mar, el animalito que la imaginación imagina?
¿Y con qué habrá soñado la noche previa en la que decidió inventar los amaneceres, con esos colores explotando de la paleta de pintar del cielo?
“Prakriti”, se dice en sánscrito, a todo aquello que es creado. Y “purusha” se usa para denominar al “creador”. Cuando los seres humanos actuamos como “purusha”, intentando ser los dueños de los recursos de la naturaleza, estamos olvidándonos de que nosotros también somos parte de la misma. Al punto: nosotros también somos seres creados. Maravillosos seres creados capaces de crear mil maravillas. Sin embargo todo lo que usamos para crear, incluyendo los elementos tales como silicio fino, esencia de rosas o esperma de ballena, son parte de “prakriti”, la naturaleza creada por el infalible “purusha”. E incluso también la inteligencia que tenemos para combinar los elementos y crear esperma de rosas, esencia de silicio o finas ballenas , también es parte de “prakriti”.
Nosotros, los seres que con nuestra mente e inteligencia maravillosas creamos combinaciones maravillosas de papas de mar, amaneceres fritos y caballitos de colores, también somos “prakriti”, seres creados, que a la vez podemos crear. Sin embargo, como tenemos la facultad de crear, nos creemos “purushas”, pero en realidad no creamos nada: sólo nos creemos que creamos.
Reconvertirnos de “purushas” en “prakritis”: esa es la prueba que tenemos que aprobar los condenados a muerte, para que nos levanten la condena.
¿Y en qué estaría pensando el bueno de Dios cuando inventó la muerte, esa terrible experiencia que nos deja fritos, mareados y explotados? ¿hay salida ante la muerte?
Buenas nuevas: en realidad nunca morimos. Sólo deja de funcionar un pedazo de “prakriti”, la prakriti temporal” (el cuerpo), pero nosotros, “los prakritis eternos” (el alma), seguimos vivos, siempre. El problema es que, como nos creemos “purushas”: no vemos al “purusha” verdadero (el creador de la muerte). Y entonces tenemos que pasar por la experiencia de muerte de la “prakriti temporal” para que vivamos en carne propia que, ante los ojos de “purusha”, todos somos “prakriti”, y para que, además, experimentemos plenamente nuestra esencia de “prakritis eternos”: no podemos crear nuestra propia vida, no somos “purushas” capaces de darnos vida a nosotros mismos.
Nuestra vida, nosotros, los “prakritis eternos”, viene de la vida del creador eterno, “adi purusha”, el creador original de todo.
Dentro de la energía de la “prakriti temporal”, se denomina “purusha” a los machos y “prakriti” a las hembras. Esta unión entre “prakriti” y “purusha” es la atracción de los opuestos complementarios: el magnetismo del imán. Y así como a los varones nos imantan las mujeres, y a las mujeres las atrapan los varones, de la misma manera nosotros, como “prakritis eternos” tenemos una relación de atracción irresistible con el “purusha eterno”, sólo que como nos identificamos erróneamente como “purushas” (los creadores) entonces el “purusha eterno” nos produce repulsión, tal como un imán positivo a otro imán positivo. Sin embargo, hay una manera de redescubrir nuestra naturaleza de “prakriti eterna”, dejando de lado nuestra actitud “purusha”. (En realidad hay muchas maneras: cualquier acción no guiada por la arrogancia), pero hay una manera especial de invocar a “purusha eterno” para que nos atrape, a nosotros, los “prakritis eternos”. Y esto es así: “Purusha eterno” tiene un nombre, entre sus tantos nombres, que es Krishna, que etimológicamente significa “el Supremo Atractivo”. Y Él es plenamente fuerte, bello, sabio, famoso, rico y renunciado, por lo que es lo suficientemente poderoso como para atraparnos de la forma en la que él quiera. Sin embargo, como él quiere que nuestro vínculo “prakriti purusha” con él sea espontáneo y de amor, él nos deja nuestro libre albedrío para que elijamos qué queremos.
Entonces, si nosotros, los “prakritis eternos”, elegimos llamar, invocando desde el fondo de nuestro corazón, por nuestra propia elección y libre albedrío, y con actitud de amor y admiración (ante sus atractivos sin paralelo) y también de gratitud (pues el “purusha” nos ha regalado finos caballitos, rosas de colores y bastones de silicio, además de habernos creado a nosotros, los “prakritis eternos”), entonces inmediatamente “prakriti eterno” y “purusha eterno” nos fundimos en un romance eterno, tal como la unión maravillosa (aunque esa es siempre temporal) entre un hombre y una mujer.
Pero todavía hay algo más: existe una “prakriti eterna” que es la suprema entre todas las “prakritis eternas” y por ende es la favorita de “purusha eterno”. El encuentro entre esta “prakriti eterna” y “purusha eterno” es la perfección del amor. Ella se llama Radharani, y es la novia de Krishna. Su amor es un eterno amor adolescente, donde en el mundo de los eternos, ella le envía mensajecitos de amor a través de sus amigas, y Él toca su flauta para cautivarla. Es un amor puro, como el de los niños, repleto de magia y juegos de enamorados. Cuando no están juntos, su cariño aumenta hasta el límite de la desesperación. Y cuando finalmente se encuentran, inundan el universo con amor. El canto del mantra “Hare Krishna” es una manera de invocar la unión entre Radharani y Krishna: por cantar este mantra no sólo uno se sitúa inmediatamente en la posición de “eterno prakriti” abandonado su error de creerse “purusha”, sino que además logra lo que nadie puede conseguir: el favor de Krishna, pues sólo Radharani tiene a Dios bajo su control. Hare Krishna.
Pandavanath das (basado en el Capítulo 13 del Bhagavad Gita: “la naturaleza, el disfrutador y la conciencia”).
REVISTA NECTAR número 2 - verano 2009
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