amar
las familias del siglo XXI
Bert Hellinger y sus Constelaciones Familares
¿No te llevás con alguno de tus padres? ¿Y qué importa? Sí, ahora parece que importa: ellos nos dieron el mejor regalo: la vida. Este super-hombre está haciendo una supercontribución al planeta; se llama Bert Hellinger, y está regando con amor a las rotas familias: no se trata de unión física, sino de aceptación de vueltas y vuelcos del destino y saneamiento y puesta en marcha de amores enfermados. Bert Hellinger nació en Alemania en los años ´20, se escapó de su país en pleno nazismo, fue misionero cristiano en Sudáfrica, aprendió de los zulúes sus visiones de modelo familiar que los volvía irrompibles, y más tarde estudió las diferentes psicologías de vanguardia, incluyendo la Gestalt y la Sistémica. Y bueno, finalmente desarrolló su propio modelo: las Constelaciones Familiares.
Un taller de Constelaciones Familiares es capaz de revelar plenamente -como el sol a cada rosa y cada espina-, los lazos, nudos y cortes que existen -a nivel profundamente inconscientes- con cada miembro de nuestra familia: padre, madre, cónyuges, hijos, hermanos, tíos, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, segundas nupcias, niños abortados o muertos prematuramente, miembros olvidados o segregados, con todas sus alegrías y penas, sus divorcios, dolores, locuras, borracheras y adicciones; los asesinatos, los suicidios, las guerras, exilios y demás sufrimientos capaces de generar traumas en el inconsciente en alguno de los miembros de mi genograma familiar.
¿Y qué tienen que ver todas estas torceduras de tobillo de mis familiares, con mi propia vida? Bert Hellinger saca a luz cuán potentemente surgen mecanismos de identificación, lealtad, rechazos y temores, generalmente de modo invisible… tejiendo nuestros propios destinos con los de otros miembros de la familia.
Las Constelaciones Familiares son un nuevo fenómeno terapéutico sin precedentes: sus talleres convocan de a miles, sus libros son éxitos editoriales e incontables personas de todo el mundo están sanando dolores físicos y emocionales que nunca pudieron hacer frente… todo esto ocurre un poco en el subterráneo de baja prensa del mundillo alternativo de las terapias no convencionales y los senderos espirituales de vanguardia, y lentamente -gracias al peso de su propuesta apta para todo público- va penetrando dentro de la cultura, la ciencia y las religiones masivas.
Si bien en los talleres de Constelaciones Familiares participan desde educadores, psicólogos, artistas, religiosos e intelectuales varios, la verdad es que los talleres son una de las experiencias más esotéricas (“creer o reventar”) que uno puede experimentar. En la práctica, Hellinger usa el asombroso sistema de la fenomenología”, una puesta en acción de las realidades internas de un individuo particular, en la que las verdades emocionales ocultas (que se manifiestan en dolores y desventuras constantes), afloran de un modo demasiado evidente como para no aceptarlas. Es un triunfo de la certeza por sobre las dudas: no importa cuánta fe tengas en Dios, ni en la verdad, ni en la justicia; ni en lo esotérico ni en las energías del alma… no importa qué background intelectual o religioso tengas… ni si sos rico o pobre, habilidoso o torpe, cuerdo o loco, bueno o malo… una vez que te entregás honestamente a la participación de una constelación familiar, todas tus verdades emocionales ocultas quedarán expuestas a tus ojos, tal como cuando sale el sol de la mañana… se ve todo claro.
El sistema de “fenomenología” es así: una persona, en un taller grupal, se acerca al terapeuta/ facilitador, y expone una problemática familiar o dolencia física o sentimental que lo aqueja… y entonces se habilita a “la magia” que vive en los corazones de todos los presentes: el elegido y/ el terapeuta van llamando personas de la ronda para que representen a los diferentes miembros de la problemática, por ejemplo: "yo, mi padre y mi abuela”. En este caso, estas tres personas conforman “el sistema”. ¡Adelante misterio!: las personas elegidas son dejadas a libertad de sus sentimientos a que se mueven dentro de un espacio denominado “el campo”. Y entonces se despierta la maravilla de la vida: estos representantes de “yo, mi padre y mi abuela” (que nada saben de la vida real ni de “yo”, ni de “mi padre” ni de “mi abuela”) empiezan a moverse, mirarse, alejarse, odiarse, necesitarse, etc… tal como curre con los “yo, mi padre y mi abuela” de la vida real. Uno tiembla, el otro enmudece, otro sonríe, aquel llora... Y mientras tanto, el “yo” verdadero que ve todo, inmediatamente se percata de que “el campo” y el “sistema” están revelando la verdadera situación de sus vínculos emocionales inconscientes. Lo sabe: es así, exactamente así, aunque sea crudo como una papa recién cosechada. Y entonces viene lo mejor: tras un lapso telenovelesco (1/2 hora 1 hora) de movimientos (cataratas de lágrimas incluídas) de los representantes de “yo, mi padre y mi abuela” (más el agregado de nuevos representantes de otros miembros de la familia que ayuden a la comprensión de toda el meollo familiar), el buen terapeuta/ facilitador logra “sanar” el sistema”, “ordenar” el “campo”. Esto, lo que significa, es que todos revientan en llantos (¡final feliz!), mostrando cómo los vínculos familiares torcidos pueden enderezarse y ordenarse para vivir la vida de un modo pleno de amor por todos los que nos rodean.
Para sanar relaciones familiares se invoca a la visión espiritual de lo que significa una familia: esto es revolucionario y vital para las vitales y revolucionarias generaciones jóvenes que desde hace décadas viven vitalmente revolucionándose contra sus propios padres. Atención: el mensaje de Hellinger que sana, ordena y transforma a un ser sin rumbo ni fuerza en un ser determinado y aguerrido es tan simple como la vida misma: No veas a tus padres, abuelos, cónyuges, hijos, etc… según la personalidad que ellos tienen, sino más bien querelos como son, así como están, y más bien centrate en los vínculos que bajan generación tras generación- a través de uniones amorosas y sexuales que manejan el fluir de lo más preciado: la vida.
Dice Hellinger: “los padres dan a los hijos aquello que ellos mismos anteriormente tomaron de sus propios padres, y también aquello que, como pareja, tomaron el uno del otro. Nuestros padres nos dan la vida y son los únicos capaces de hacerlo; otras personas pueden darnos lo que necesitamos aparte de esto. Algo bello ocurre cuando una persona mira a sus padres reconociendo, en ellos, la fuente de la vida. Todo el que ama y honra la vida, implícitamente ama y honra a los dadores de la vida. Todo el que menosprecia e infravalora la vida, quien no la respeta, a la vez desprecia también a los dadores de esta vida.
Un pequeño ejemplo: Una vez, en un curso participó un empresario al que su madre había abandonado porque ella llevaba una vida ligera. Se había criado con unos padres tutelares, y no había conocido a su madre hasta sus viente años. En ese momento era un hombre de unos cuarenta años, y tan sólo había visto a su madre unas tres o cuatro veces en la vida. Entonces se acordó de que ella vivía por allí cerca. Por la tarde fue a verla, y cuando volvió a la mañana siguiente, contó que sólo había entrado en su casa para decirle a su madre: “estoy contento de que me hayas traído al mundo”. Y la anciana quedó feliz”.
Si no nos “enchufamos” a full con nuestro pasado (el que nos tocó por karma o destino), y lo aceptamos a regañadientes (o lo negamos), entonces no tenemos la fuerza full para amar a otros y generar sana y fuerte progenie. Vivimos buscando gente, proyectos o instituciones a quienes enchufarnos” para robarles la energía, ya que no estamos “enchufados” al que cable de la vida que nos tocó, porque no nos gusta si es demasiado rosa, celeste, rojo, blanco o negro, o porque es de 220 V y no de 360 V, o porque está viejo, gastado o viene de una central que no me gusta o comprendo, etc… Y ahí vamos, por la vida, sin fuerza para crear ni cuidar nada, tan sólo chupando sangre al mundo y sus miembros.
Tal vez alguno de tus padres, hermanos, abuelos o bisabuelos tuvo una vida difícil. Pero sus problemas también tienen raíces profundas en sus pasados genealógicos. Si te gustaría liberarte de la mochila de dolores pesados que ellos traen -y que inconscientemente te cargás como gesto ciego de amor-, entonces debés viajar hacia el reino del perdón y la terapia del abrazo y el amor. Sin saber cómo ocurre, tu pasado mal cerrado te está robando las fuerzas que necesitás para vivir tu propia vida. Ya es hora de enchufarte a tu destino -pasado, presente y futuro-, y sintiendo la potencia de vida y generación de vida que baja de tus antecesores, puedes transformarte en ese hombre o mujer ideal capaz de llevar adelante una gloriosa y honrosa familia del siglo XXI que llenará de emoción y gallardía a tus padres,, hermanos, antepasados y abuelos.
Salvar las familias del siglo XXI, así como salvar el planeta Tierra, son dos de los grandes desafíos para la humanidad actual. Bert Hellinger, con su maravilloso sistema de terapias de Constelaciones Familiares, está dando una gran contribución a la sanación emocional de los habitantes del planeta: y entonces sí... entonces nos sentimos livianos, libres de dolor, ira, temores y stress como parar poder contener los problemas del mundo que caen a raudales. Y ahora sí, ahora sí tenemos la fuerza para amar.
Pablo Schteingart
“siempre ha existido un respeto por la familia para que fluya el amor:
ese orden es parte de la naturaleza”
ENTREVISTA CON LA LIC. ALICIA CASANOVA,
TERAPEUTA EN CONSTELACIONES FAMILIARES
“Los vínculos familiares mal resueltos ejercen influencias inconscientes que atan a una persona. Los vínculos inconscientes más importantes son: lealtad a los padres (por ejemplo, si un padre sufre mucho, uno no se permite ser feliz), y la sustitución (o tomar el camino) de otro miembro de la familia (por ejemplo, si un hermanito murió de niño, uno desea acompañarlo). Todo esto es inconsciente y lleva la vida de la gente. Estos vínculos ocurren con padres, hijos, abuelos y hasta varias generaciones previas… a veces hay víctimas de guerras que dejan huellas muy grandes en una familia”
“En todas las civilizaciones siempre ha existido un respeto por la familia propiciando cierto orden en las relaciones por donde pueda fluir el amor. Ese orden es un orden natural, es parte de la naturaleza, y cuando no está ese orden en las relaciones amorosas entre miembros de una familia y se pierde el respeto y afecto por todos los antepasados, el canal del amor se bloquea, no podemos avanzar, tenemos traumas, nos deprimimos”:
“La psicología bien entendida es parte de algo más grande: la espiritualidad. Es una manera de enseñar, y de guiar a las personas para que anden sus caminos, para que busquen su ser interno y se conecten con el Ser Creador. Sin embargo, un ser espiritualmente muy avanzado, es tan centrado que no necesita ayuda psicológica”.
“A veces dividimos lo material de lo espiritual, pero esa división no existe. Por los ojos de mi padre (e incluso de cualquier persona) puedo ver cómo en el fondo está Dios como fuente de todo. Ahora no lo podemos ver, pero eso es consecuencia de mi falta de visión espiritual, de mi falta de amor… y entonces veo diferencias: material vs espiritual. Mirar a tus padres como el medio por el cual Dios te ha dado la vida, y permitir que Dios te a vea a vos a través de los ojos de tus padres es una forma de aceptar tu destino y relacionarte con Dios con amor.”.
“Podemos cultivar en nuestro vivir la práctica de ver a los demás tal como Krishna, Dios, los ve a ellos, ¡y cómo los ama! Si lo practicamos veremos que esa mirada de amor viene de Krishna. Krishna no ve al borracho, él ve al alma intentando volverse un buen seguidor suyo: el amor es lo real. Krishna nos trata así: “te quiero, no importa si todo te sale mal”. Algunas personas intentan avanzar en su camino del alma; a algunas de ellas les sale todo bien en sus vidas, y a otras les cuesta un poco más; otras viven peleándose con gente, e incluso hay otros que son un desastre, pero Krishna, Dios, los ve a todos igual: todos son sus hijos”.
“Debemos volvernos amorosos. Cuando servimos y amamos a cada miembro de la familia, estamos haciendo algo uy querido por Dios. Cuando cuido a alguien que Krishna me puso a mi cuidado es como si estuviéramos cuidando a Dios mismo, porque todos somos parte de Dios”.
“Todos tenemos un karma personal y familiar. Constelaciones Familiares es un método muy veloz y profundo para lograr investigar nuestro karma, aceptarlo y dejarlo ir. En comparación con las Constelaciones Familiares, el psicoanálisis y demás terapias psicológicas (aunque algunas de ellas ayudan mucho a aclarar el panorama) es tal como viajar en autopista en vez de por camino de tierra. Lo que en 30 años de terapia no puede comprender lo resolví en una hora de constelación familiar. E incluso logró que me tome mis dramas con mucho humor”.